Hace mal el PP riéndose o burlándose sistemáticamente del blog de Paulino Rivero. Es cierto que, en ocasiones, las entradas que sus asesores le escriben llevan a la rechifla y el cachondeo, que lo que pretende, con esa solemnidad con la que acompaña cada ocurrencia, no tiene mayor recorrido en el debate político. Tiene una tendencia natural a la repetición y establecer, con tono firme y decidido, que lo que ahora considera urgente lo es sin más discusión. Ahora le ha entrado prisas con la reforma del Estatuto de Autonomía; lo considera prioritario para salir de la crisis, cuando ya lleva casi seis años larguísimos como presidente. Y como él lo piensa, estima que debe ser imperativo para todos los canarios con sentimientos o que queramos esta tierra, tal terminaba su entrada en el blog de ayer. Pretende explicar en ese texto las razones de su fe. Nos sacará de pobres tener nuevas competencias en materias estratégicas como puertos y aeropuertos, telecomunicaciones, costas, comercio y sanidad exterior, como si contar con competencias exclusivas en sanidad, educación o las políticas activas de empleo no hubiese dado una exacta medida de la capacidad de gestión de Rivero y sus socios, unos antaño -los del PP- y otros hogaño -los del PSC-. En realidad, lo que interesa a Rivero es aumentar hasta más allá de lo razonable su capacidad de intermediación o dominio en áreas que pueden moverse sin pasar por sus manos. Por eso llama la atención que en su idea de reforma estatutaria pase casi de puntillas sobre el nuevo Régimen Económico y Fiscal -aplazada su negociación un año- y solo para hacer hincapié en lo único que le interesa: la financiación estatal debe quedar garantizada, incluso ante los tribunales. Porque en la cabeza del presidente Rivero solo existe una idea y se repite machaconamente. Hay que aumentar la capacidad de gestión, gasto y competencias de su gobierno como único remedio a los males que nos asuelan. ¡Da miedo!
El PP no debe reírse de Rivero por el blog. En realidad, si Rivero tuviese un partido y no solo a Flora Marrero y José Miguel Barragán, estas cosas las podría decir al estilo Montoro, el Ministro de Hacienda, quien compareció ante una entregada y babeante militancia, amorfa ideológicamente, para decir ‘paulinadas’. Con ese tono chulesco e irritante a partes iguales, Montoro ha tenido los santos pedruscos de decir que ‘España rompe los pronósticos por su rápida recuperación económica’, ‘que marchamos a velocidad de crucero’ o que ‘nos estamos financiando en unas condiciones inéditas’. Nada que pueda acreditar en serio pero esto hace ya mucho tiempo que dejó de tener importancia en el país. Pero Montoro habla de velocidad de crucero y el crecimiento no termina por verse mientras otros países de la UE crecen ya a más altas tasas. Deben ser los mismos países que nos miran con asombro. Tampoco es inédita la financiación porque que en los años 2009 y 2010 lo hacíamos a tipos de interés más bajos. Sería deseable un poco de respeto para el conjunto de los ciudadanos, que nos traten mejor que a las aborregadas militancias de los partidos capaces de comulgar con ruedas de molino en pos de la visa para un sueño, esa que les llegará en forma de cargo en las próximas elecciones. El discurso político lo aguanta todo pero, por favor, a los que seguimos pagando la fiesta que no nos comparen con sus militantes. Sería una cuestión de detalle.
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