Impertinencias relacionadas con el pensamiento políticamente correcto de periodistas y políticos de las Islas Canarias



4 de diciembre de 2005

Tormenta tropical, comportamiento bananero

Ha pasado por las Islas Canarias la tormenta tropical “Delta” pero no han terminado sus secuelas. Aparte de los daños pendientes de evaluar en la agricultura, infraestructuras o en los bienes de muchos ciudadanos con causa directa en el viento, ha habido una consecuencia colateral al permitirnos estas últimas horas conocer exactamente la materia de la que está hecha esta sociedad, a imagen y semejanza de su clase política. No comparto la autocomplacencia onanista de políticos y medios de comunicación que derrochan halagos y adulan a unos ciudadanos que los reciben tan complacida como inmerecidamente. No ha habido un solo político que no empiece su resumen de lo ocurrido desde el lunes en las Islas poniendo en primer lugar el comportamiento ejemplar de la población. Vamos a ver; si lo que se nos pedía es que nos refugiáramos en nuestras casas y esto hicimos, ¿qué esperaban? ¿qué decidiésemos llevar la contraria y montar una fiesta en la Playa de las Teresitas?. Un poco de respeto, por favor.

No ha sido menor la coincidencia de medios, ciudadanos y políticos en la causa de tener ahora una tormenta tropical. ¿Lo adivinan?: el calentamiento del planeta y los incumplimientos del protocolo de Kyoto, especialmente por los Estados Unidos –ay, Juan Manuel García Ramos. Es una lástima que algunos se queden con fotos fijas, rehusando discutir sobre un asunto en el que lejos estamos de establecer una verdad irrebatible. De ampliar la capacidad para el debate en esta isla, podríamos deliberar sobre el particular y entender que ya en 1824 se produjo un gran temporal en Tenerife que se saldó con centenares de muertos, como recuerda hoy Juan Hernández Bravo de Laguna. Para seguir cuestionando si estos cambios en el clima tienen que ver con la actuación del hombre, como falazmente proclaman algunos editoriales de hoy domingo en la prensa regional, se recomienda leer el siguiente artículo publicado en Estrella Digital por José Javaloyes bajo el sugerente título de “El cambio climático, un negocio global políticamente correcto”.

Conviene resaltar, de igual manera, que las iras de todos se han centrado en el operador energético de las Islas, Unelco-Endesa. Empresa que antes era pública y que en la actualidad cotiza en bolsa (esta misma semana el gobierno de la nación ha renunciado a la “Golden Share” o acción de oro) aunque opera en régimen de monopolio. Sobre el estado de las infraestructuras se ha dicho mucho y se ha cuestionado su mantenimiento y si las inversiones realizadas han sido las adecuadas. Tiempo habrá para descubrir si ha habido grave negligencia por parte de la empresa, para lo que ya el gobierno regional ha decidido abrir un expediente informativo que podría terminar acarreando una fuerte sanción. Pero a partir de ahí bueno sería plantearse por el comportamiento de la clase política. En primer lugar porque los propios políticos que han decidido incoar el expediente no se han recatado a la hora de calificar de lamentable la actuación de la empresa, por lo que asumen sin más el papel de jueces y parte, prejuzgando al calor de un clamor ciudadano que no parece el adecuado para decidir sobre el expediente ni abrigar soluciones al problema. Así, hemos escuchado al Consejero de la Presidencia, José Miguel Ruano o a las Consejeras de Industria, Marisa Tejedor o de Asuntos Sociales Marisa Zamora criticar sin ambages a Unelco. No menos afortunados han estado los alcaldes de Santa Cruz de Tenerife o de La Laguna, que en un hábil ejercicio de marketing político han desviado hacia la empresa responsabilidades que bien podrían ser propias. Miguel Zerolo ha llegado incluso a proponer que Unelco Endesa sea sustituida por Red Eléctrica Española. Y es que, en su omnisciencia, Zerolo ha descubierto que la solución es cambiar a un operador en régimen de monopolio por otro operador en régimen de monopolio.

Hace unos meses que la compañía Iberdrola ha nombrado un Director General para las Islas Canarias con la intención de estudiar el mercado por más que su aspiración no sea competir en todas las áreas de negocio en las que participa Unelco. Pero lo traigo a colación porque el Director General, Tomás Pacheco, se ha cansado de entrevistarse con dirigentes canarios que lo han intentado desanimar bajo un argumento que han considerado capital para seguir defendiendo ese nacionalismo mercantilista con el que tanto disfrutan: “el energético es un monopolio natural”. Notable filfa, como se puede comprobar en www.Liberalismo.org.

Pero no han sido los únicos en desbarrar y empeñarse en soltar jeremiadas sin fundamento. El alcalde de Tegueste, Vidal Suárez llegó a decir que los “sectores estratégicos deberían estar al menos en un 50% en manos del sector público”. Como si los políticos hubiesen estado en algún momento a la altura de la circunstancias y como si lo ocurrido tuviese que ver con que el operador fuese privado –antes fue público y la gente casi ni se ha enterado-. Nada extraño para un alcalde que respondía a las críticas de los oyentes de Radio el Día diciendo que “había teguesteros a los que le gustaba hablar mal de Tegueste”, cuando lo que hacían exclusivamente era criticar a su alcalde, confundiendo (¿o no?) el edil la parte con el todo. O el portavoz del PSOE en La Laguna, Javier Abreu, que ha exigido –sí, sí, ha leído bien, exigido- al presidente del Gobierno de Canarias que se cese al Director General de Unelco. Es una lástima que no hayan aprovechado la oportunidad para pedir que el sector se liberalice y se permita la concurrencia de empresas interesadas en el negocio energético de las Islas.

Es de destacar, de igual manera, la tan particular forma que tienen algunos de entender las soluciones a los problemas de infraestructuras de las Islas. En los muchos mensajes que recibían en Radio El Día -por cierto, felicidades compañeros por el magnífico trabajo hecho- muchos tenían un extraordinario sesgo ideológico, como el de aquel que pedía “menos capitalismo” o los que volvían a traer al debate la lucha de clases –la luz para los ricos, se llegó a decir- por recuperar la electricidad unos barrios más pronto que otros. Cosas de los nervios y del clima.

No hay comentarios: