Impertinencias relacionadas con el pensamiento políticamente correcto de periodistas y políticos de las Islas Canarias



1 de octubre de 2013

El Bolero de Ravel

Lo bueno que tiene que el mundo se aplanó es que te vas unos días y tienes sensación de no perder mucho el hilo. La globalización o la capacidad que tienen nuestros políticos para interpretar el bolero de Ravel hasta que terminas detestando la música. Sí, el bolero de Ravel, esa pieza inmortal en que se va repitiendo la misma melodía solo cambiando el instrumento musical. Está por ver si no desconectar del todo es una gran noticia, a fin de cuentas, si uno se va unos días -por más que sea a trabajar- lo menos que puede hacer es intentar dejar atrás esta aburrida cotidianidad. 

Dos son los temas en lo que se ha lucido nuestro impagable, sobre todo impagable, presidente. De un lado, este chusco capítulo de la hora de Canarias, donde nuestro también consejero de Turismo, el incansable Rivero, quiere que, llegado el caso de que en la península adopten nuestro mismo horario, inmediatamente nosotros variaremos el nuestro para no perder lo que considera un elemento esencial y gratuito de nuestra promoción turística: cada informativo de radio acompaña la hora y el célebre latiguillo de una hora menos en Canarias. Con independencia de la importancia que esto último tenga en la captación turística o el refuerzo de marca del Archipiélago, e incluso, de si nosotros tenemos el horario de acuerdo a nuestro huso y de la respuesta sorprendente y tonta de Soria, lo peor viene a ser la idea de que las horas se cambian a capricho, que nada puede parar la determinación de un líder máximo cuando algo se le mete en la cabeza. El tiempo, ese bien preciado y escaso por definición, el que ordena todas nuestras acciones y establece cualquier preferencia que podamos tener, se medirá también en función de los caprichos de estos desarrapados ignorantes que pretenden que nada quede fuera de su alcance. Cuando alguien nos pregunte en la calle qué hora es, siempre podremos decir que la que quiera Paulino. Aunque, si de verdad quisiera ser original, siempre le quedará la posibilidad de hacer como Hugo Chávez, quien en 2007 modificó a capricho el horario del país en media hora, pasando de menos cuatro horas a menos cuatro horas y media con respecto al meridiano de Greenwich. O mejor todavía, un minuto menos que en la península para tortura de los locutores de radio nacionales y mantener tan extraordinaria promoción turística. 

El otro gran asunto que afecta a Rivero y su gobierno tiene que ver con el intento torticero de engañar a la gente de bien que queda en las Islas, gente de bien que no puede encontrarse en un gabinete tan tramposo como el que encabeza el Sr. de El Sauzal. Se sacan de la manga un informe científico sobre la incidencia de las prospecciones petrolíferas en las Islas orientales del Archipiélago y lo atribuyen a la Unesco, como si en todo caso esto constituyese un argumento de autoridad incuestionable. Pero la realidad es tozuda, y el programa ‘El hombre y la biosfera’ elabora muchos informes, algunos de los cuales llegan a la Unesco y otros siquiera son tomados en consideración. Tal es así, que incluso la Presidenta del Comité Científico de este programa, y ex consejera de Industria con el propio Rivero, Marisa Tejedor, admitió ayer que la Unesco no sabe nada del asunto. 


Ya sabíamos que son un desastre como gobierno: ahora ya tenemos claro que encima son unos mentirosos que no van a reparar en medios con tal de conseguir su fin. Y sí, también son un peligro

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hablando un poco del tema musical, es cierto que el bolero de Ravel empieza genialmente y agrada, pero tanta repetición irrita. la pieza hubiera quedado perfecta con unos 3 minutos de ejecución como máximo.