Comentario en La Gaveta, 13 de Noviembre de 2013
Las 9 de la mañana y el profesor que enseña inglés a un grupo de alumnos entra en clase con evidente cara de disgusto. Considera que es un buen sitio por donde comenzar ese día y narra la causa de su desdicha. ‘Esta mañana se me ha olvidado sacar la basura y ahora no podré hacerlo hasta la semana que viene, siete días con la basura en casa. Mi mujer se ha enfadado mucho’. Todo ello en perfecto inglés, claro, que es no plan de ponerse a traducir a esta hora de la tarde. El asunto es tan real como lo es el hecho de que no fue en España, sino en Boston. Uno descubre cosas interesantísimas cuando viaja, razón por la que nuestros parásitos no paran la pata. Otra cosa es la aplicación de ese conocimiento nuevo. Sí, la basura en la muy civilizada capital de Massachusetts, se recoge una vez a la semana y dependiendo del barrio donde se viva, esto solo pasaba el martes o miércoles. Obviamente a nadie se le ocurre sacarla a destiempo porque no solo se expone a una multa considerable, sino al rechazo del resto de vecinos. !Qué cosas! Es lo que tiene la educación. Podría pensarse que es una excepción, que a fin de cuentas eso no es posible en otros lugares del planeta. Sin embargo esto no es cierto; se compadece mal con la realidad pues observamos, sorprendentemente, que en la mayoría de países avanzados los servicios de recogidas de basuras no tienen una frecuencia periódica tan extrema como la nuestra. En Austria, Luxemburgo, Suecia, Finlandia, Bélgica y zonas de Alemania, la recogida es quincenal. En Italia, Países Bajos, Reino Unido o Irlanda, una vez a la semana. En Portugal, Grecia y España, diario. Podría hacerse una relación causal entre recogida de basura y quiebra de los países pero no se merecen ustedes que insulte así su inteligencia por más que los países más afectados por la crisis tengan establecido una recogida diaria de residuos. Pero ese mismo respeto intelectual merecemos todos los que estamos escuchando a diario que la solución a los problemas generados por la huelga de la limpieza en Madrid es la gestión directa por parte de los Ayuntamientos. Memeces propias de un país donde siempre se busca la solución en la causa del mal. Pase lo que pase, siempre habrá un político y periodista mirando a ver qué hace el gobierno para resolver el problema y generar una nueva polémica con la que entretener a sus seguidores. El asunto de fondo resulta más interesante. En una España de difícil convivencia ciudadana, es más sencillo hacer esto que establecer un solo día de recogida y que la gente lo cumpla. No hay más que ver como existen horarios para sacar las basuras a la calle que son sistemáticamente incumplidos por ciudadanos que votan y que no se enfrentan a sanción alguna, por cobardía política en el caso de una acción legal o porque en este país pretender una sanción moral de alguien sirve solo para ser inmediatamente calificado de facha. Pero nadie explica porqué debemos pagar un precio elevado por las basuras, subcontratar empresas a las que premiar con impresionantes contratas que implican un nivel de empleados elevados para satisfacer un servicio que podría ser prestado de forma más barata, eficiente y que genere menos problemas. Ese es el fondo del asunto y no si la gestión la debe hacer la administración directamente -con los reconocidos éxitos que pueden mostrar en favor del argumento-. País sin mesura, que peca por exceso siempre, da lo mismo que sea con aeropuertos, trenes, aves, auditorios o basuras; nunca nos quedamos cortos aunque la deuda que vayamos acumulando sea sencillamente impagable. Por exceso y por interés bastardo, las empresas concesionarios son las más grandes, aquellas que financian a su vez a los partidos políticos y a las que recurren los alcaldes para que les coloquen a conmilitones, financien fiestas locales y encarguen trabajitos de prensa a algún asesor que ahora no se le puede colocar en otro sitio. Nauseabundo, más sabiendo que los fondos con los que pagar esos excesos salen también, bueno fuera, de nuestros estragados bolsillos.
Luego está el otro asunto relevante; la capacidad coactiva de ciertos sindicatos para paralizar un país, con compartimientos temerarios como el de esparcir ellos mismos las basuras por toda la ciudad sin que esto tenga repercusión alguna. O frenar el sector turístico como pretenden hacer en Canarias con una huelga que se anuncia para plena campaña de Navidad, por una negociación laboral que restará una categoría profesional con la que se muestran en desacuerdo los sindicatos. Lo extraño es que todavía no pongamos el cartel de cerrado a España, porque aun siendo cierto que tendríamos más razones para hacerlo por motivos económicos, la quiebra moral es todavía peor y más grave. De las crisis económicas se sale, no por los gobiernos sino pese a ellos; de la otra no y cada día que pasa es una nueva oportunidad perdida para comenzar a cambiar
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