Impertinencias relacionadas con el pensamiento políticamente correcto de periodistas y políticos de las Islas Canarias



30 de septiembre de 2010

Comentario La Gaveta 30/09/2010

Leo con asombro un titular de periódico local ‘Tenerife insta al sector turístico a frenar la bajada de precios’. No sé quien es Tenerife ni, si se refieren a la isla, sabía que ésta pueda tener un comportamiento animado hasta el punto de hacer manifestaciones de ese tipo. Es posible que trataran de explicar que es el Cabildo quien lo hace pero no resulta muy conveniente confundir la parte con el todo.

Es cierto que el peso del Cabildo ha ido incrementándose en la isla como consecuencia de su cada vez mayor intromisión en todos los órdenes de la vida de los tinerfeños pero eso no justifica titular tan descuidado por más que ya no quede casi parte y el cabildo lo sea todo.

Pero el resto del titular no desmerece porque pudiera ser el cabildo quien le ha pedido a los empresarios turísticos que no bajen los precios ni los servicios. Curiosa afirmación. Si alguna vez tuviesen la tentación de pensar un poquito sobre el particular se llevarían una enorme sorpresa. Porque un empresario fija el precio de su establecimiento de acuerdo con una serie de variables que él conoce y que, obviamente, un político no. El estado ideal de aquel empresario hotelero es cobrar un precio elevado, mantener una ocupación alta y no tener que salir a pelear demasiado al mercado ni invertir en exceso en promoción, aprovechándose de su buen nombre para imponer los precios que quiere. El problema es que no son momentos ideales para nadie, siendo cierto que los turistas no quieren venir y cuando aceptan, es a precios irrisorios en comparación con los que se tenían antes de que empezara la crisis. Se mantienen elevados los de algunos establecimientos de mucho lujo -son más las excepciones que la regla-, que han sabido mantener atractiva su oferta sin tocar en exceso el precio, pero han desaparecido aquellos turistas que no se paraban a mirar en exceso lo que pagaban pues buscaban solo un lugar civilizado a una distancia no muy elevada de la Europa fría y central.

Por eso no se entiende como el consejero insiste en el tema de precios y ocupación cuando en el mismo acto señala que hemos recibido un 3% más de turistas en el pasado mes de agosto. Esto lo dio por bueno, aunque señalara que era mejorable. Los precios se han desplomado y hoteles de cuatro y cinco estrellas han estado dando alojamiento y desayuno por debajo de los 50 euros. Con esos precios, son los hoteleros y no los políticos quienes deben decidir si obtienen rentabilidades y si les resultan suficientes para mantener abiertos sus establecimientos porque todo lo demás suena a rancio intervencionismo en un sector que hace ya mucho tiempo se tenía que haber quitado la presencia política de encima, porque como muy bien se dijo en cierta ocasión, si el desierto fuese público, hace tiempo que no tendría arena.

Mientras, que Tenerife o sus dirigentes insulares piensen lo que quieran e inste lo que deseen pero sería bueno que alguna vez se dedicarán a hacer su trabajo con la misma dedicación y entusiasmo que le reclaman a los demás. Seguramente a todos nos irían un poco mejor las cosas.

27 de septiembre de 2010

Comentario La Gaveta 27/09/2010

12 de 88: Tampoco son tantos. 12 Alcaldes sobre 88 Ayuntamientos que en las Islas hay, han pasado más de 25 años al frente de sus consistorios y la Federación que los agrupa decidió brindarles reconocimiento en la sala pequeña del Auditorio de Tenerife, que apenas cubrió la mitad del aforo. Soria, José Manuel, puso algo de sentido común al reclamar en tan pertinente lugar que un político no debería superar los 8 años en el mismo cargo pero tan jugosa declaración apenas si fue recogida por los medios más centrados en hacerse eco de las primeras palabras del alcalde de la Villa de la Orotava, Isaac Valencia: ‘se agradece el detalle’.

Es probable que los próximos alcaldes que alcancen las bodas de plata en el puesto tendrán su reconocimiento y volverá algún vicepresidente taciturno a intentar abrir un debate en el que nadie quiere participar y así resulta muy complicado cambiar nada. 25 Años... son los mismos que tienen ya algunos egresados universitarios de esos municipios que solo han conocido a un alcalde, del mismo modo que en tiempos solo podíamos aspirar a ser coetáneos del generalísimo. Se dirá, con razón, que ahora es cosa de la democracia, pero la única originalidad que tiene este sistema político ya fue expresada por Karl Popper: cambiar de dirigente sin tener que recurrir a las armas. Son la expresión, empero, de la voluntad popular pero sin limitaciones a su poder por lo que vemos y sabemos qué tipo de comportamientos tienen en sus pueblos, con unos modos de caudillo que dejarían en pañales a Franco. Por cierto, el dictador se tomó muy en serio sus 25 años al frente del estado y lanzó una campaña propagandística sin precedentes entonces sobre los 25 años de paz.

Valencia dijo que no eran dioses, manifestación muy oportuna porque sus comportamientos, en ocasiones, nos han hecho dudar. No perdió la oportunidad de recordar los grandes sacrificios que han tenido que hacer durante todos estos años, dejando a un lado su vida familiar para poner en el centro de su acción vital a los ciudadanos convertidos, contra su voluntad, en la nueva familia por la que habrían de desvivirse. Toda una proclamación de principios, dicha por quienes han vivido con solvencia en los últimos años gracias a esos artefactos de poder y coacción, de venganza y sectarismo en los que han devenido los ayuntamientos. Ahora necesitan premios, distinciones y reconocimientos, justo cuando la situación económica es la que es, como consecuencia parcial, de las locuras cometidas por esas fábricas de contratación familiar o partidaria en la que han convertido a cada una de sus corporaciones.

Por favor, que alguien nos enseñe el camino de salida

23 de septiembre de 2010

Comentario La Gaveta 23/09/2010

Los periódicos Público y La Razón han hecho de los anuncios de contactos en el resto de la prensa escrita una particular batalla que, de momento, han ganado por mor de unos diputados que se ve no tienen muchas cosas de las que preocuparse. Ambos diarios, de lectores con votos distintos pero ideológicamente similares y que podríamos encasillar en lo que Hayek llamó 'socialistas de todos los partidos', se oponían a publicar ese tipo de anuncio aunque no contentos con ello, han presionado todo lo posible para conseguir que los políticos regulasen sobre el particular. Y éstos ya han anunciado que darán un tiempo para que los diarios los retiren en virtud de una autoregulación que no parece tal ya que, caso contrario, dejarán de recibir esas mismas empresas publicidad institucional, una tarta a repartir de más de 193 millones de euros. ¡Notable! Te dan una directriz, indicando las consecuencias de su incumplimiento y a eso lo llaman autoregulación por más que parezca la representación de la celebérrima escena de la película El Padrino y aquella oferta que no se podría rechazar.


La España biempensante y durmiente, aplaudió. Sin embargo, nadie parece reparar en lo sustantivo del asunto, donde unos políticos trazan un objetivo en apariencia inobjetable, introducen una ley y votan en el parlamento como si tal cosa les fuera de su incumbencia y no de lectores y empresas periodísticas que nada puedan hacer ante una nueva demostración de expansión ilimitada del poder y de amenazas nada veladas. Si hay lectores afligidos o molestos por la visión de esos anuncios, su oferta de diarios sin ese tipo de publicidad ha aumentado en los últimos tiempos, no solo con los ya citados, sino con La Gaceta o el gratuito 20 minutos, sin necesidad de que vengan unos políticos salvadores de moral ajena.


Porque lo que aquí está en juego es la libertad pero también los costes de la coacción, así como las consecuencias no visibles que podrán derivarse ya que

la desaparición de los anuncios no garantiza que pase lo mismo con la prostitución, del mismo modo que la prohibición de las drogas no acaba con el consumo de

estas sustancias ni las medidas de control del fraude fiscal impide la existencia de un amplio porcentaje movido en economía sumergida. Ya se sabe que esta es la lógica del poder político, últimamente muy empeñado en convertirse en tutor de todos y cada uno de los ciudadanos de este país.

22 de septiembre de 2010

Comentario La Gaveta 22/09/2010

Han vuelto a las andadas. Los políticos que se han reunido en Nueva York, en la sede de Naciones Unidas, lo han vuelto a hacer. Braman contra el mundo avanzado porque en el orbe siguen habiendo muchos pobres, mientras nos presentan datos muy singulares. Dicen: ‘con la mitad de lo que gastamos en chucherías en los países civilizados,el hambre desaparecía en los del Tercer Mundo’.Vuelve el juego de la suma cero, una de esas falacias económicas que más éxito han tenido y que casa tan mal con la realidad pero bien con la demagogia desatada de los políticos. Porque hay que ser muy políticopara creer que las hambrunas en África se dan porque nosotros comemos unos ositos de Haribo, o que por cada chupete Kojak que compramos un niño abandona desnutrido este mundo. Hay que ser muy cenutrio para admitir que estas cosas puedan pasar por ciertas mientras debaten sobre cómo evitarlas sujetos tales como Chávez, Mugabe y demás, responsables ellos y no las golosinas,de las penurias de sus pueblos. ¿Es más o menos quelas chuches los que dedicamos a Ayuda al Desarrollo y que cada año terminan en los bolsillos de todos esos cleptócratas que en el mundo hay? Preso de la altivez que le caracteriza, allá fue Rodríguez Zapatero a proponer el bálsamo de Fierabrás con la tasa a las transacciones financieras que deberían pagar los bancos y terminaremos abonando los usuarios. Con el dinero recaudado, dicen, se ayudaría a los países con necesidades aunque quizás querrán decir que son sus gobernantes los beneficados, en esa humillante demostración de una verdad enunciada en su día por Lord Peter Bauer: ‘el dinero de los pobres de los países ricos que termina en el bolsillo de los ricos de los países pobres’.El problema de esa tasa, conocida por el nombre de quien la ideó en 1971, James Tobin, es que estaba pensada para capitales especulativos y no es tan sencillo distinguir aquellos que lo son de los que son productivos. Problemático era y es saber qué importe tendrá ese nuevo impuesto para que satisfaga a tanto tragaldaba pendiente. Problemático sería decidir quien lo tiene que gestionar y si debemos admitir que lo hagan organizaciones tan seriamente cuestionadas el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Tal es y era su complejidad, que el propio James Tobin renunció a ella y pidió antes de fallecer que no usaran esa idea en su nombre, algo que, evidentemente no consiguió. Y es que, hasta en el Parlamento de las Islas Canarias se debatió una propuesta para su implantación internacional, lo que no quita para que el inmensa mayoría de la cámara no sepa que es la Tasa Tobin, como pudimos comprobar en éste programa el año pasado. Más de lo mismo.