Ignoro si en el resto de España se está emitiendo- aunque sospecho que sí- un anuncio de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA) cuyo argumento principal es que son un banco que cotizan en la vida. No dice, aunque es lo que pretende, que no se dejan arrastrar por el afán de lucro ni que tienen que retribuir a unos codiciosos accionistas. Encima de que son un anacronismo financiero, a reírle las gracias televisivas.
Aunque hay más que sobrados fundamentos para sospechar de las Cajas, una de las cosas más irritantes es observar el manejo que hacen de su Obra Social y en particular el fomento de unas ideas que son precisamente hostiles al libre mercado, lo que resulta una paradoja para una institución financiera, por más que sea tan singular. A lo que iba, esta semana que termina y por segundo año consecutivo, CajaCanarias ha organizado unos encuentros bajo el título genérico de ‘el mundo que queremos’ y donde unos habituales de los medios del grupo Prisa vienen a departir amigablemente sobre como deben transcurrir los próximos años o décadas. El encargo se lo hacen a ese campeón de la ‘objetividad’, Fernando G. Delgado, un hijo de la tierra que se marchó hace años de aquí y por perder, perdió hasta el acento, que sólo vuelve cuando hay un buen talón por medio, a poder ser de una institución pública. Ya se sabe lo malo que es el capitalismo.
Delgado o G. Delgado se trae a la Genma Nierga, Karmentxu Marín, Sami Nair, Peridis o Bono para satisfacción de un público cautivo ávido de confirmar sus temores: que los intelectuales han dicho que los males del mundo actual tienen su raíz en el liberalismo y en el mercado. Si uno intenta hacer algo parecido con la participación de la Obra social de la Caja, pero en sentido inverso, es decir, unas jornadas en las que exponer los avances de la sociedades abiertas frente al modelo socialista ampliamente defendido durante estas jornadas, lo normal es que te terminen mandando a ... .
1 comentario:
Tal y como dices es paradójico que las cajas traten de hacernos sus clientes haciéndonos ver que les preocupan otras cosas no financieras. ¿Cómo picará la gente? Yo nunca metería mi dinero en una caja, sería como comprar un coche que no tuviera marchas pero que tuviese un color precioso.
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