Impertinencias relacionadas con el pensamiento políticamente correcto de periodistas y políticos de las Islas Canarias



14 de octubre de 2010

Comentario La Gaveta 14/10/2010

El gobierno no quiere más edificios elevados para uso residencial en Santa Cruz. Un organismo burocrático como la COTMAC considera que el nivel máximo de construcción y habitantes por hectárea ha de ser 400 vecinos y 12.000 metros cuadrados. Eso es en lo que han terminado convirtiendo al suelo y los legítimos derechos de propiedad, en una asfixiante maraña administrativa sometida a los caprichos de los políticos y funcionarios, pues no otra cosa es un Plan, un ejercicio de planificación donde unos sujetos toman decisiones que afectan derechos de terceros sin que ellos tengan que pagar nada sobre los posibles daños que causen.

En apoyo a esa pretensión, el consejero Domingo Berriel se ha permitido la frivolidad de considerar que ciertas zonas de Santa Cruz tienen una densidad de población asiática. ¿Qué habrá querido decir? Quizás ha pretendido hacer una gracieta considerando que somos como Hong Kong pero mejor lo descartamos pues las rentas y calidad pública del antiguo protectatorado británico nada tiene que ver con las nuestras. O quizás quiso decir Singapur, donde vive una de las sociedades más dinámicas y prósperas del planeta, lo que invalida la comparación. Es posible que quisiera decir Sao Paulo, por ejemplo, donde un urbanismo de concentración, unos políticos incapaces cuando no corruptos y una gran bolsa de pobreza hace más viable la comparación. Yo sé que la populosa ciudad brasileña no es asiática pero no lo tengo tan claro en el caso de los políticos que asuelan Canarias.

Vale ya de asustar con modelos donde las sociedades prosperan y sus individuos deciden vivir como mejor les place valorando las ventajas e inconvenientes que eso les comporta sin pararse a pensar si sus dirigentes consideran que son muchos, equivocados e idiotas. Parece más lógico que quien no desee vivir en las urbes se traslade a zonas donde sí puedan disfrutar de jardines, vistas o mar pero también debería ser lógico que el mercado, y no los burócratas, decidiera si caben o no más torres en Santa Cruz. A decir verdad, cuando han tenido posibilidad de manifestarse han agotado las promociones casi sobre plano por más que fuesen otros tiempos. Mejor estarían los políticos callados y permitir que los ciudadanos y los promotores sean los que intenten casar oferta con demanda. Por cierto, y en esa lógica intervencionista, ¿en una isla no sería más lógico crecer en altura para consumir menos territorio o ganarlo con más espacios públicos?

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