Que la crisis que atravesamos no haya conseguido abrir un debate serio y profundo sobre el modelo de administración que necesitamos es una demostración palmaria de la incapacidad de quienes nos gobiernan. Más allá de la anécdota de unos cuantos coches oficiales, lo cierto es que nadie se ha puesto en serio a pensar qué tipo y en qué cantidad necesitamos de la administración en Canarias. Da la sensación de que todo el mundo espera que sea una instancia de ámbito superior quien tome la decisión, de tal suerte que los Ayuntamientos no se dan por enterados, los Cabildos bastante hacen malgastando recursos y esfuerzos en contratar a conmilitones, el Gobierno de Canarias espera a que sea el Gobierno de Madrid y éste a que España pueda ser Grecia para que la Unión Europea ponga las condiciones para el rescate. Así está el patio y así de decepcionante resulta porque lo que nadie admite (salvo que se esté muy concernido y su puesto de trabajo dependa de ello) es que se pueda mantener un estado como éste, con un Gobierno en Madrid, 17 réplicas en cada comunidad autónoma, 7 cabildos y 88 Ayuntamientos. Más de 3 millones de trabajadores públicos pero 80 mil políticos que no acreditan nada que no sea vida partidaria y vivir del cuento. Nos gastamos en esas cosas más del 60% del gasto público total y éste supone casi la mitad de la riqueza nacional. Como para armar una revolución que no llegará porque hace tiempo que esos políticos descubrieron que lo mejor para su supervivencia es desarmar educativamente a los ciudadanos y consiguieron sustituir a Ortega y Gasset por Belén Esteban. ¡Todo eficacia!
Solo así se entiende que tampoco quieran retomar el asunto de las televisiones públicas, un agujero negro por el que se pagan favores y se nos cuelan los políticos también hasta en la hora de la comida. La Televisión Canaria nos cuesta al año 103 euros a cada canario y ya no es una de las más barata del estado, como si tal cosa fuese relevante y no que cada euro que nos arrebatan para dárselo al juguete de los políticos lo es en contra de nuestra voluntad y preferencias temporales. Pero 103 euros, en personas que apenas cobran 5000 euros al año es una monstruosidad que debería caer sobre las conciencias de estos dirigentes, si tal cosa tuviesen.
Así que puestos a no tocar su privilegios, ya han pedido que suban los impuestos y hasta Barragán considera que en 2012 se podría tocar y aumentar el IGIC. Y no, no debería ser ni con nuestra pasividad ni con nuestro dinero