Impertinencias relacionadas con el pensamiento políticamente correcto de periodistas y políticos de las Islas Canarias



16 de septiembre de 2013

Ricardo Melchior

Parecía imposible pero por fin se ha hecho realidad. Ricardo Melchior deja la presidencia del Cabildo de Tenerife y con él 26 años de trayectoria política en la misma institución, primero bajo la presidencia de Adán Martín como consejero y luego ya como presidente desde el año 1999. Es tanto tiempo que, sin duda, habrá en su balance cosas buenas y malas. Llamativo resulta ese empeño insultante que ha mostrado por dar entrevistas y hablar más de política que de legado. Se va en un momento poco agradable, no solo para la política y los políticos, sino también para una corporación que se queda con una deuda colosal por los caprichos faraónicos de Melchior. Quizás esa sea una de sus características más notables: Una conciencia de patricio al que la isla debe reconocimiento y agradecimiento porque antes que él nada hubo y los cimientos del futuro se pusieron en estos últimos largos 14 años. Un Melchior que no ha digerido nada bien sus derrotas electorales o no conseguir mayoría absoluta en el cabildo, algo que no atribuye al juicio sereno de los electores, sino a la  ignorancia o mala fe de quienes osaban cuestionarle. 

A pesar de sus definiciones ideológicas, Melchior habría disfrutado de cargo y honores en cualquier economía planificada centralmente. Si algo se le metía en la cabeza, nada podría detenerle, siquiera el buen juicio de quienes le han acompañado en su trayectoria política. Así contamos con obras fruto de su megalomanía, como el tranvía y suerte tenemos si conseguimos evitar el tren de levitación magnética que un día anunció metidos ya en tiempos de crisis. Obras que afirma sin rubor que son necesarias y rentables; si se le cuestiona por los datos, entonces, lleno de una ira que sonroja su cara, afirma que quien le pregunta es un ignorante o un malintencionado Sabemos bien de su proceder y sufrido en carne propia. Intentamos, no obstante, que esos capítulos pasados no nublen el juicio más aproximado a la gestión de Melchior. Una presidencia que amplío hasta límites más allá de lo tolerable y razonable el papel del Cabildo en la economía insular, no siendo extraño que proclamara con un tonto orgullo que es la primera empresa de la Isla. Por supuesto que hay que negar la mayor, porque no es una empresa ya que aquella se orienta hacia los beneficios mientras que el entramado de Melchior ha estado dirigido a perpetuarse en el cargo (él y los suyos), y expandir su poder y clientela. Es el presidente de Teisol, las queserías, los hoteles y campos de golf, las artesanías, los casinos o las litografías, hasta el punto en que la propia intervención del Cabildo tuvo que advertir que contaba ya con más empresas que muchas comunidades autónomas uniprovinciales, tal ha sido la voracidad de Melchior y sus cuates. No, no ha sido un buen presidente; se va y deja tras de sí un montón de facturas por pagar pero lo peor es que anuncia que deja la presidencia pero no la política, como si advirtiese una ascendencia en la sociedad de la que carece pues entre sus propios compañeros causó siempre más temor que respeto.


Se va; lo hace con su propio estilo, designando a dedo a su sucesor levantando ampollas entre sus compañeros de partido. Pero Carlos Alonso no es Melchior y en sus manos está demostrar cuánta autonomía será capaz de disponer. Puede ser un buen presidente pero está íntimamente ligada tal opción a la distancia que ponga con los modos y actuaciones de su predecesor.

13 de septiembre de 2013

REF

Ayer se produjo uno de esos encuentros que, periodísticamente, suelen ser considerados históricos. Aunque solo sea por la falta de precedentes, quizás lo fue. Lo cierto es que se encontraron en Tenerife las dos patronales canarias, la CEOE de nuestra provincia con la Confederación Canaria de Empresarios de Las Palmas de Gran Canaria. Hicieron un repaso a los temas que las Islas tienen pendientes y, quizás, lo más inquietante para los gobernantes, es que dieron muestra de unidad en algunos asuntos puntuales.

Se quejaron de la ausencia de inversión pública, el incremento de la presión fiscal, las cargas burocráticas y de hasta la modernización turística. Puede que no en todo les asista la razón, más si lo que buscan son privilegios para empresarios anquilosados que solo han sabido avanzar en épocas de cemento y aeropuertos a ningún sitio. Pero en general, su diagnóstico coincide con el de otras muchas personas que observan como la ansiada recuperación se demora más de lo normal por culpa de unas administraciones metomentodo guiadas por completos incompetentes. 

Sin embargo, hubo dos puntos que requieren de subrayado. Por un lado, su referencia a la compatibilidad entre petróleo y turismo apelando a la inteligencia del Gobierno para que encuentre el modo en que lo sea. Cierto es que esperar algo de la inteligencia de unos gobernantes está solo al alcance de gente con fe, pero ahí queda el pronunciamiento. 


Más grave es el asunto de la reforma del Régimen Económico y Fiscal. Un documento imprescindible para conseguir dar la vuelta como un calcetín al Archipiélago si aquí hubiese valentía suficiente para afrontarlo. No terminar cada sugerencia que se pueda hacer con un lacónico, resignado y un poco idiota ‘Bruselas eso no lo aceptará’ cuando sabemos, por experiencias de años, que de Europa hemos conseguido casi cualquier cosa que se ha intentado, por imposible que pareciera. El REF que negocian Canarias y Madrid con carácter previo solo lo conocen los políticos más directamente concernidos, sin que el resto de la humanidad sea capaz siquiera de intuir por donde van los tiros. Se sabe que se intentan bonificaciones por contratación a residentes y algunas cosas más que son del interés de los políticos. Porque he ahí una de las claves. El REF que se intuye está sobre una base tonta llena de generalidades que se aprobó en el Parlamento hace un tiempo por unos diputados que jamás se han desempeñado por cuenta propia, trabajando toda su vida como personal subalterno. Esto ya sería razón suficiente para desconfiar sobre la naturaleza del documento a aprobar. Pero es que encima, Paulino Rivero, en su muy aclamado blog, escribía el pasado domingo que quiere ‘un nuevo REF que recoja todas nuestras aspiraciones y al que han de incorporarse mecanismos de financiación que garanticen la inversión estatal, incluso ante los tribunales’. Su única preocupación, como deja continuamente en evidencia, es la financiación e inversión pública porque el proyecto político de Rivero y su gabinete es prolongar la agonía de un Archipiélago cada vez más subsidiado, dependiente y pobre. Porque a eso nos lleva más política en órdenes cada vez más extensos y hacia eso avanzamos inexorablemente. Y una buena muestra de ello es la queja ayer de los empresarios, exigiendo mayor transparencia y participación en la negociación. Y si las negociaciones no avanzan entre Madrid y Canarias, bueno sería saber hasta qué punto está influyendo los permanentes rifirrafes y enemistad manifiesta entre ambos gabinetes. 

Señoras y señores, a un lado la política; al otro los sufridos paganinis, es decir, usted y yo

12 de septiembre de 2013

Errores, no irregularidades

Si no fuera porque estamos mal acostumbrados, la intervención en el Parlamento del consejero de Economía, Hacienda y Seguridad, Javier González Ortíz engrosaría desde ya la antología del disparate. Según el consejero, el director general de la Televisión Canaria no merece sanción alguna porque lo que ha encontrado la Audiencia de Cuentas son solo errores y no irregularidades. Entiende González que de existir estas últimas, la propia audiencia habría actuado de oficio y puesto en manos de la fiscalía anticorrupción la documentación. Incluso asumiendo la tesis como válida, anticipando lo que pueda ocurrir en el futuro, resulta decepcionante ese posicionamiento gubernamental que dejaría sin sanción posible los errores que cometen los responsables políticos. Este es el asunto central de la intervención de González. Si no existe irregularidad, nada más hay que hablar, porque los errores serían un asunto meramente tangencial y subjetivo, donde con una simple petición de disculpas puede quedar zanjado. 

Por supuesto que remueve las entrañas escuchar estos pronunciamientos, porque quienes nos movemos en el ámbito de lo privado estamos cada día jugándonos nuestro futuro sobre el alambre de nuestras responsabilidades. Equilibrios complejos que minimicen la comisión de errores porque cuando no tenemos un primo de Zumosol que venga a defendernos, aquellos puedan terminar por dar al traste con nuestra trayectoria, prestigio y desempeño. Ya vemos donde coloca el Gobierno el listón de sus capacidades; si no hay ningún ilícito, entonces nada hay que objetarse y el trabajo podrá seguir siendo desempeñado sin apenas contratiempos. Resulta muy tentador hacer una caricatura para plantear que solo así se puede entender el funcionamiento de este gabinete de Rivero... y de los anteriores. Todos a una en una defensa numantina de su acción de gobierno, poniendo de manifiesto esa solidaridad no competitiva tan repugnante. 

Claro que -podría ser- los oyentes se plantearan si no es acaso un error lo que cometió Willy García y que de forma inclemente y despiadada está siendo masacrado por la oposición. Un error podría ser informar hasta en tres programas distintos de la apertura de una céntrica tienda de moda donde trabaja la señora esposa del director general de la TV. Pero lo que dice el informe de la Audiencia de Cuentas para el periodo  2007-2011 es que los contratos que se firmaron no se ajustaron a criterios de eficacia, eficiencia y economía, que el 77% de las contrataciones no fuesen acordes con la objetividad y transparencia a la que está obligado como empresa pública. En total, unos 264 millones de euros que fueron adjudicados de esa forma, señalando el propio informe lo inusual de los poderes plenipotenciarios del director general. El PP ahora se rasga las vestiduras pero en su momento, y tras prometer lo único sensato que se puede hacer con las televisiones públicas que es su cierre, no solo compartió mesa y mantel con los elegidos sino que debe asumir su parte de responsabilidad al permitir todo aquel dislate que no pudo no haber sabido. Si consintieron, no vale ahora alegar indignación. 

264 Millones de euros son considerados por Ortíz un error. Si son error, no puede existir responsabilidad y si no existe responsabilidad solo quedar callar y pagar, que es lo que hacemos siempre los que asistimos atónitos a estas demostraciones impúdicas de cara dura en grado extremo. 


El único error cierto fue haber creado ese monstruo enorme y caprichoso. Sin ella no nos habríamos perdido gran cosa y quizás nos habríamos ahorrado un pastizal que terminó, como siempre, en las manos de los de siempre. Y es que como dice Juan del Castillo, ‘aquí no hace falta un monumento al soldado desconocido porque, la verdad, es que nos conocemos todos’

11 de septiembre de 2013

Reforma del Estatuto

Hay sesión en el Parlamento pero el precio del pan sigue igual... pese a la importancia que se da nuestra bien pagada y ociosa clase política. Lo malo, con todo, es observar que de entre los 60 diputados apenas hay intervenciones dignas de mención. O comprobar como teníamos 60 diputados en 2007 y terminaremos la crisis con los mismos 60, porque esa reforma estatutaria que prevé Paulino Rivero como solución a todos los males de Canarias no pasa por la disolución de la Cámara Regional, es que ni siquiera se plantean una reducción del número de gandules que allí sientan sus dignas posaderas. El actual estatuto contempla que serán entre 50 y 70, por lo que en un archipiélago de equilibrios tan frágiles como el nuestro, la única opción posible era 60. Baleares anunció ayer una reducción en su número de parlamentarios, lo mismo han hecho o estudian otras comunidades autónomas pero no es algo que deba considerarse en Canarias, a tenor de lo que piensan nuestros dirigentes, que no representantes. 

Un Parlamento soso y aburrido con gente hablando de problemas de ellos, con espectáculos primorosos como cuando ayer discutían sobre quién tiene más sensibilidad social. Sensibilidad social, claro está, que no es sino en qué se gasta el dinero que previamente han extraído por la fuerza de muchas personas a las que luego pretenden ayudar. Porque esta es, en esencia, la lógica política en Canarias. El Gobierno nos arruina por diversas vías y luego pretende presentarse como la solución al problema prometiendo ayudas y subvenciones por doquier que, ni tiene, ni puede, ni debe dar. Por eso esta mañana decía Rivero en el Parlamento que con los 800 millones de euros que Madrid debe a la Comunidad Autónoma no tendría su gobierno que endeudarse. Resulta que, como siempre, oculta que el actual sistema de financiación es fruto de su negociación en aquellos no tan lejanos tiempos en que estaba a partir con un piñón con quien fuera intergaláctico presidente español, Rodríguez Zapatero. Sin embargo, los problemas de Canarias no están allí, nunca lo han estado, sino en la panda de irresponsables que llevan a la quiebra nuestra existencia. Una Comunidad autónoma que crece exponencialmente, ganando competencias que gestiona a trompicones colocando todos nuestros servicios a la cola de España, ya sea empleo, sanidad o educación. Por eso resulta irritante que, en una nueva patada hacia delante, Rivero plantee ahora que la solución está en conseguir nuevas competencias, hacerlo ya y en sectores que considera estratégicos, como si tuviese una sola prueba de que su gestión en materias como las señaladas avalaran tal pretensión. 


No saldremos de aquí con más gobierno; es preciso que sea con menos para no volver a las andadas más pronto que tarde. Es imperativo que se limite el alcance dañino de los políticos, que su gestión pueda ser sobre menos cosas, que quite sus sucias manos de nuestras carteras y vidas como práctica solución a los problemas que nos afligen. Paulino Rivero es un mal presidente; es, además, un mal presidente en un pésimo momento. Pero no cabe duda que el daño causado habría sido infinitamente menor si su poder hubiera sido inferior al que ha dispuesto durante todo este tiempo. Sin entrar en consideraciones sobre la legitimidad de un presidente que lo ha sido dos veces sin haber ganado unas solas elecciones o la división de su partido que no lo quiere, tal fue lo que ayer le dijo públicamente Ricardo Melchior. Y la pregunta obligada es, ¿si no es del gusto de un partido al que votan 223 mil canarios, por qué habría de serlo de los más de millón y medio que estaban en el censo en 2011? 

10 de septiembre de 2013

Invertir 19 millones en Canarias

Publicaba ayer el periódico El Economista algo que deja muy mal parada a esta comunidad autónoma, lo que no constituye novedad alguna puesto que hacemos méritos suficientes para ello. Explica ese diario económico que Mercadona invertirá 19 millones de euros en dos supermercados en Lanzarote tras 10 años de espera. Luego vendrá Paulino Rivero a decir que quiere impulsar una mayor agilidad burocrática para que la administración no entorpezca nuevas inversiones de las que estamos huérfanos. Pero pensemos un poco más allá; Mercadona es una empresa instalada en casi toda España, que ofrece unos precios bajos por productos alimenticios que son muy apreciados por sus clientes, así lo demuestran sus formidables cifras de negocio, máxime en esta época de crisis. Su actividad no tiene apenas impacto ambiental, no es insalubre, ni ruidosa ni molesta. Su personal está satisfecho y su convenio laboral es la envidia de mucha gente, no solo de quiénes no tienen trabajo. Salarios por encima de la media, descanso en festivo y otros beneficios que han hecho de la compañía una de las más apreciadas del país. Así que sus clientes se benefician de los precios bajos, sus proveedores tienen a quién venderle, su trabajadores están satisfechos... 

Fijan su objetivo en una isla que hasta ese momento se caracteriza por unos precios de la compra extraordinariamente elevados y unos productores locales que se benefician de numerosas ayudas europeas que le son dadas para que hagan lo contrario de lo que vienen haciendo, esto es, reducir la factura que tienen que pagar los conejeros por la alimentación. Cabe preguntarse qué demonios puede pasar para que un empresario tarde 10 años (6 de crisis brutal) para poder invertir en Canarias 19 millones de euros. La respuesta es tan sencilla como inquietante. Por un lado, una legislación dañina que obliga a cuidar mucho las dimensiones de los nuevos supermercados, porque pasada cierta cantidad de metros cuadrados de superficie de venta la licencia específica se tiene que solicitar al Gobierno Regional y comenzar un calvario burocrático que parece no terminar nunca. Esa cantidad es arbitraria y establece qué administración otorga qué licencia, por más que al final debas lidiar con todas para una cosa y la contraria, o la misma pedida por duplicado, tal es el disparate en que se ha convertido toda la normativa regional. Todo esto en tiempos de la directiva Bolkenstein.


Lidl pudo entrar en su momento por una sentencia judicial; Mercadona lo hace ahora agotando los plazos que la administración le ha ido imponiendo para permitirle abrir. La misma administración que ha venido velando por los intereses de empresarios ineficientes que viven de las subvenciones que han ido consiguiendo unos políticos solícitos con los menos competitivos y no hay que ser muy malpensado para entender qué clases de motivaciones puede haber detrás, con aquellos sujetos recurriendo al poder político puesto que son incapaces de confiar en sus habilidades empresariales. A nadie se le escapa que según la elección del establecimiento de compra, se puede ahorrar una familia de cuatro miembros hasta 2.000 euros al año. Multipliquen esa cantidad por los 10 años que le ha costado a Mercadona entrar en Lanzarote y tendrán bien claro el efecto carísimo de la intervención política en Canarias. 20.000 € de renta familiar que habrían podido tener usos distintos al único que permitió el gobierno en su ceguera intencionada. Y sí, esa es también una deuda que tiene el Gobierno con los ciudadanos y que, de igual modo, es impagable

9 de septiembre de 2013

Discursos para militantes

Hace mal el PP riéndose o burlándose sistemáticamente del blog de Paulino Rivero. Es cierto que, en ocasiones, las entradas que sus asesores le escriben llevan a la rechifla y el cachondeo, que lo que pretende, con esa solemnidad con la que acompaña cada ocurrencia, no tiene mayor recorrido en el debate político. Tiene una tendencia natural a la repetición y establecer, con tono firme y decidido, que lo que ahora considera urgente lo es sin más discusión. Ahora le ha entrado prisas con la reforma del Estatuto de Autonomía; lo considera prioritario para salir de la crisis, cuando ya lleva casi seis años larguísimos como presidente. Y como él lo piensa, estima que debe ser imperativo para todos los canarios con sentimientos o que queramos esta tierra, tal terminaba su entrada en el blog de ayer. Pretende explicar en ese texto las razones de su fe. Nos sacará de pobres tener nuevas competencias en  materias estratégicas como puertos y aeropuertos, telecomunicaciones, costas, comercio y sanidad exterior, como si contar con competencias exclusivas en sanidad, educaciónlas políticas activas de empleo no hubiese dado una exacta medida de la capacidad de gestión de Rivero y sus socios, unos antaño -los del PP- y otros hogaño -los del PSC-. En realidad, lo que interesa a Rivero es aumentar hasta más allá de lo razonable su capacidad de intermediación o dominio en áreas que pueden moverse sin pasar por sus manos. Por eso llama la atención que en su idea de reforma estatutaria pase casi de puntillas sobre el nuevo Régimen Económico y Fiscal -aplazada su negociación un año- y solo para hacer hincapié en lo único que le interesa: la financiación estatal debe quedar garantizada, incluso ante los tribunales. Porque en la cabeza del presidente Rivero solo existe una idea y se repite machaconamente. Hay que aumentar la capacidad de gestión, gasto y competencias de su gobierno como único remedio a los males que nos asuelan. ¡Da miedo!


El PP no debe reírse de Rivero por el blog. En realidad, si Rivero tuviese un partido y no solo a Flora Marrero y José Miguel Barragán, estas cosas las podría decir al estilo Montoro, el Ministro de Hacienda, quien compareció ante una entregada y babeante militancia, amorfa ideológicamente, para decir ‘paulinadas’. Con ese tono chulesco e irritante a partes iguales, Montoro ha tenido los santos pedruscos de decir que ‘España rompe los pronósticos por su rápida recuperación económica’, ‘que marchamos a velocidad de crucero’ o que ‘nos estamos financiando en unas condiciones inéditas’. Nada que pueda acreditar en serio pero esto hace ya mucho tiempo que dejó de tener importancia en el país. Pero Montoro habla de velocidad de crucero y el crecimiento no termina por verse mientras otros países de la UE crecen ya a más altas tasas. Deben ser los mismos países que nos miran con asombro. Tampoco es inédita la financiación porque que en los años 2009 y 2010 lo hacíamos a tipos de interés más bajos. Sería deseable un poco de respeto para el conjunto de los ciudadanos, que nos traten mejor que a las aborregadas militancias de los partidos capaces de comulgar con ruedas de molino en pos de la visa para un sueño, esa que les llegará en forma de cargo en las próximas elecciones. El discurso político lo aguanta todo pero, por favor, a los que seguimos pagando la fiesta que no nos comparen con sus militantes. Sería una cuestión de detalle.

6 de septiembre de 2013

Irresponsabilidad

Hay que ser muy José Miguel Barragán o Flora Marrero para defender las actuaciones de Paulino Rivero al frente del Gobierno regional. Es un acto de fe que requiere de militancia de años por más que la realidad se empeñe en desmentir el aserto. Los que no somos ni Barragán ni Marrero solo acertamos a lamentar que Rivero sea un pésimo presidente en el peor momento posible. Claro que, desde algunas plataformas mediáticas con un enorme sesgo ideológico, consideran que las Islas se han convertido en el paradigma de la eficacia, en el ejemplo que la España continental mira asombrada. Y concluye, que esto es solo posible por la presencia del PSOE en el ejecutivo autonómico. Es claro que todo esto se da de patadas con lo que ocurre pero suceden dos cosas que ayudan a mantener la ficción. Una es que es posible que se de un mejora en las condiciones económicas del archipiélago, no tanto por el Gobierno sino pese a él. Haber tocado fondo parece causa suficiente para que el mariachi del gobierno saque pecho por más que los daños en la estructura sean más que notables. ¿Hay algún mérito en haber superado cifras de desempleo propias de una economía de guerra, con unas décimas por encima de la que tiene Macedonia y un poco por debajo de la que tiene Afghanistan? ¿Lo hay sin que el gobierno se diese por aludido y decidiese rebajar su asfixiante presencia en todos los órdenes de la economía y de la sociedad? Porque pese a lo que dicen sus defensores el Gobierno de Canarias no ha dejado de gastar y, esto es más subjetivo, encima lo ha hecho mal. Su presupuesto para 2013 es casi igual que el que tenía en 2007, con varias subidas de impuestos incluidas. Y los canarios tenemos en este momento más o menos el nivel de renta del que disponíamos en 2005. Por tanto, es evidente que el gobierno habla mucho y se ajusta poco mientras que los ciudadanos y empresas, hablamos poco y nos ajustamos mucho, no sin antes ser sometidos a un proceso de empobrecimiento con subidas de impuestos que han servido para mantener intactas las estructuras de dominación que están en manos de los gobiernos, tales como policía autonómica, Tv y demás aparatos de propaganda, tanto públicas como las dóciles y caras privadas. 


La segunda razón es que Rivero se ha empeñado en hacer política de baja estofa y costes relativamente magros. Así ha decidido que su gobierno no secundará al central en políticas de becas y que quien reúna las condiciones económicas para recibirlas contarán con ella aunque su nota sea de un cinco y no de un 6,5 como exigirán en otras universidades. Se entiende esa solidaridad personal de Rivero con la mediocridad pero estaría bien que alguna vez intentarán casar su política con la responsabilidad, vinculando lo que se ofrece, el dinero de todos nosotros, a terceros con resultados contrastables porque no puede haber recompensa para quien no la merece. Claro que esto es mucho pedir para quien es presidente sin haber ganado ninguna elección en dos legislaturas consecutivas. 

Su gobierno no es solo torpe y malo; es irresponsable y quien con más probabilidad puede amenazar la mejoría que auguran algunos centros de estudios y que se basan en dos premisas de partida: de todas las crisis se sale, incluso pese a los gobiernos, y que la mejora de las condiciones turísticas de éste 2013 podrán empujar en la dirección correcta. 

5 de septiembre de 2013

Y no pasa nada

La penúltima gracieta de un político ha tenido lugar en Arrecife de Lanzarote. Ascensión Toledo, de Coalición Canaria, decidió, con ocasión de las fiestas de San Ginés, convidar con una cena y algún otro acto menor a los mayores del municipio. Asistieron unas 400 personas y se gastó 30 mil euros. El dinero gastado es más o menos lo que tiene presupuestado en atención a la tercera edad el ayuntamiento para todo un año. Tras el escándalo montado, la susodicha ha pedido disculpas y dado su palabra de que no volverá a ocurrir. Sin embargo, no ha hecho ninguna referencia a reponer lo idiotamente gastado y presentar la dimisión. Es más, debería haberlo hecho sin necesidad de que nadie lo exija, de forma automática y como parte de un sistema inflexible ante los abusos de poder y confianza. Porque lo peor de esta señora no es que tire el dinero en comprar votos y voluntades sino creer que es una forma de 'devolver al ciudadano una parte de lo que aporta' pues esa fue su explicación. Un dislate que da la sensación que solo puede ocurrir aquí sin que se arme un jaleo de colosales dimensiones. 

En otros países sufren muchos políticos que son tan o más ineptos que los nuestros. Quizás no tan corruptos, pero sí igualmente malos. Pero, sin embargo, allí tienen la decencia de dimitir. Aquí intentan colar lo que sea, como si no ser descubiertos fuese el mérito sin preocuparse por manejar con cuidado y detalle aquello que se apropian por la fuerza, nuestros magros ingresos. Porque el error no es solo gastarse 30 mil euros en una cena que en años anteriores apenas costaba 4.800 €; es creer que esto es compensar unos impuestos altísimos que pagamos para que estos botarates nos sigan vendiendo políticas sociales que no son tales. No nos devuelven esta panda de parásitos el dinero invitándonos a cenar en lugares a los que no iríamos de forma voluntaria porque no están los tiempos para pagar esas cantidades por una cena. No es justo que sigan desbaratando nuestra confianza quitando a unos para dar a otros bajo todo tipo de supuestos y excusas. 

No solo necesitamos una reforma brutal de la administración para que manden mucho menos sobre muchas menos cosas. También debemos, como ciudadanos, aumentar nuestro nivel de exigencia ante barbaridades de este tipo. Debemos incorporar a nuestra cotidianidad acciones que nos homologuen a países más avanzados, para ser conscientes de que no tenemos una corrupción propia de país tercermundista, como denunciaba ayer un periódico alemán. No es extraño que sea tan difícil traducir al español algo que sí está en la cultura anglosajona: Accountability o rendición de cuentas, un concepto ético que precisamente por serlo parece tan alejado de nuestro día a día. Ese es un paso necesario, al que también deberíamos sumarnos los medios de comunicación para no establecer una relación de hechos admisibles o no en función de nuestras simpatías. Hemos llegado hasta aquí por dejación pero va siendo hora de elevar el listón de las exigencias porque no se puede mantener el estado actual de cosas ya que, sencillamente, no lo podemos pagar.

4 de septiembre de 2013

Oportunidades perdidas

El Gobierno de Canarias ha desaprovechado una magnífica ocasión para bajar los impuestos. El déficit extra que le autoriza Madrid, 206 millones de euros, irán a compensar las muchas ineficiencias que acumula el Gabinete de Rivero y sus secuaces. Que si pagan deudas derivadas de su pésima gestión, por ejemplo, más de 48 millones a las corporaciones locales y otros 40 que adeudan a las farmacias; rebajar listas de espera como si hubiese alguna evidencia empírica de que aquellas dependan de los recursos destinados más que la actuación política de estos irresponsables. Dinero -que es deuda- dedicado a pobreza, de la que son los máximos responsables, pretendiendo hacer creer que ellos son parte de la solución cuando sabemos ya hace mucho tiempo que son el problema. A todo esto tienen el cinismo de llamarlo gasto social, cuando es sabido que no es otra cosa que gasto político, que ellos esperan que se conviertan en votos en las próximas elecciones, sabido es que ese constituye el único objetivo de esta casta parasitaria que mal nos gobierna.

El problema, con todo, es que de haber querido convertir esos 206 millones de euros en política social, lo que tendría que haber hecho el gobierno es rebajar el IGIC del 7% actual al 5% donde estaba hasta el malhadado momento en que decidieron subirlo, a mediados del año pasado. Incluso el margen sería mayor porque la recaudación total prevista en el presupuesto para éste año son 461 millones de euros. Esto habría hecho que parte de nuestra consolidación fiscal la hiciéramos ya por la vía de la rebaja de los impuestos y gastos, no solo por el aumento de la imposición fiscal, que es al innoble ejercicio al que se han dedicado todas las administraciones. De cara a dinamizar la actividad económica, no hay muchas dudas de que el dinero en manos de sus legítimos propietarios está mejor usado y revela mejor sus preferencias que en manos de una administración que sigue sin darse por aludida en cuanto a la reducción de su tamaño. Porque nos señalan con frecuencia, lo dicen sus corifeos, que se han hecho ajustes severos en su funcionamiento. Pero lo que sabemos es que el presupuesto de la comunidad autónoma para 2013 es similar al del año 2007, ejercicio en el que empezamos a ver como todo se desplomaba. Es más, el porcentaje que destina la administración autonómica al capítulo I, al pago de salarios del personal, se sigue moviendo en porcentajes similares, pues en 2007 se dedicaba a esa partida el 20% del total del presupuesto y éste ejercicio es del 19,96%. Estos son los que nos gobiernan, que no se saben si son peor por lo que hacen o por el concepto que tienen sobre nosotros, así se desprende de su constante desprecio por la realidad. 


Cabe añadir que todo esto ha pasado con gobiernos de nacionalistas, con populares primero y socialistas después y que ni siquiera el PP, desde la oposición, ha elevado su voz para pedir que se rebajen los impuestos. Ya sabemos el poco apego que tienen los populares por las políticas liberales con las que un día decían sentirse identificados. Y no hay más que ver el nuevo impuesto que se viene encima, cuyo impacto va a ser sensible en muchos sectores. Es ese conocido como impuesto verde, uno que gravará los gases fluorados de efecto invernadero, cuyo repercusión en los supermercados será de 100 millones de euros extra -subirá la cesta de la compra- y que los hoteleros de Baleares creen que les costará 24 millones de euros adicionales- lo que se traducirá en una nueva pérdida de competitividad-. Sí, es probable que esto sea a lo que se refería Friedrich Hayek cuando dedicó su Camino de servidumbre a 'los socialistas de todos los partidos'

3 de septiembre de 2013

Gasto social

Ha sido patético comprobar el nivel de debate abierto en Canarias con motivo de la disponibilidad presupuestaria de 206 millones de euros extras aprobadas por el Gobierno central. En cada político del archipiélago, y sus asociados como sindicatos y similares, ha salido el planificador que llevan dentro para sugerir usos alternativos de ese dinero. Dinero que no deja de ser deuda, porque lo que se ha hecho es flexibilizar los criterios de déficit para este año. Y deuda, como es bien sabido, son impuestos a futuro que terminarán pagando nuestros hijos o los hijos de nuestros hijos, así de yerta han dejado la finca. 

Como al final quien decide es el gabinete de Rivero, ayer hubo consejo de gobierno para decidir el destino final de esos millones y fue el turno de González Ortíz para su particular minuto de gloria. Revestido de esa pomposidad propia de los grandes acontecimientos y echando mano del manual para subrayar lo mal que nos trata Madrid, el consejero de economía adelantó que el 54% del crédito extra irá a asuntos sociales y el 23% a dinamización de la economía. Hay un resto importante de 48 millones que se irán a pagar los compromisos -deuda- que el ejecutivo regional mantiene con los Cabildos Insulares. Esto es lo de siempre, con unos señores repartiéndose alegremente los dineros que por la vía de la fuerza extraen de nuestros estragados bolsillos. 

La retórica contribuye al enfado ciudadano: gasto social es para éste gobierno destinar 40 millones a pagar la deuda farmacéutica o 5,4 millones para reducir la lista de espera, como si estos asuntos fueron meros ejercicios presupuestarios y no la constatación de la catastrófica gestión que viene haciendo la Consejera de sanidad, Brígida Mendoza. También considera social, en un retorcimiento de las palabras digno de mejor causa, dotar con 110.000 euros para que ningún universitario que tenga los requisitos se quede sin una beca pública. Habrá hecho las delicias de los demagogos que se tragan cualquier intervención de nuestros bien pagados políticos. Lo que ha hecho el gobierno central es modificar las condiciones de acceso a las becas para que accedan a ellas los estudiantes que cumplan unos determinados requisitos, que han sido elevados. Por cierto, una beca que completa el 20% del coste total de los estudios que han de pagar quienes los hacen pues el 80% restante lo reciben el conjunto de ellos sin atender a merecimiento y requisito alguno. Así que, por lo explicado, lo que hará el Gobierno de Canarias es destinar esa cifra, algo más de 100 mil euros, para atender a alumnos que no cumplan los requisitos formales de acceso, en un nuevo ejercicio de redistribución de la riqueza por una vía ineficiente, arbitraria y algo idiota. Una tontería más en el juego político que no sirve para nada, pero es algo que no puede sorprender de un gobierno ineficaz y torpe como el de Paulino Rivero. 


Como el cuadro no estaba completo, el consejero González afirmó, sin rubor, que el próximo presupuesto será de base casi cero, que es como si se pudiese estar medio embarazado. Porque un presupuesto de base cero es aquel que empieza desde la nada, sin antecedentes sobre los que fijar ninguna partida presupuestaria. Sin ir más lejos, el primer presupuesto que se elaboró en Canarias hace ya casi 30 años. Otra cosa bien distinta es que estén buscando una razonada justificación para meter la tijera de una vez y por todas en ese pesebre en el que abreva tanto parásito. Y eso sí, no tendría precio

2 de septiembre de 2013

La culpa es de los administrados

Este es el comentario de opinión con el que hemos vuelto a la radio, ahora en 7.7 Es Radio en Canarias.

El curso político arranca con las mismas tonterías con las que cerró el anterior. No es previsible un cambio de rumbo y casi está descartado que sea por mero desinterés -no son tan insensatos- aunque sí por pura incompetencia. De este modo, solo nos queda ponernos a rezar para que las previsiones hechas públicas este fin de semana por la CEOE en Tenerife en su informe de coyuntura del segundo trimestrese cumplan y que, efectivamente, la recesión quede atrás, para que al menos la cifra de paro (casi un 34%) no se eleve con la contrataciones que se puedan efectuar en el sector turístico por la influencia que tendrá el invierno de Egipto y su eventual desvío de visitantes a las Islas. Si es así, podemos confiar en que de esta salgamos, no por el gobierno sino pese a él. 

Un ejemplo de esto es la mentalidad que no ha cambia en este circo del Gobierno de Canarias. Años hablando de la administración, de la necesidad de su reforma, de simplificar la burocracia para que abrir un negocio no sea un campo de minas, conversaciones y diálogos que también ha secundado el presidente Rivero, perorando de economía y emprendimiento social como nuevos ejes de un futuro necesariamente mejor. Sin entrar en detalles sobre lo que entiende Rivero por economía social, sí que es pertinente traer a colación lo que le contó a Hugo Ferrer, directivo de una empresa de inversión afincada en Lanzarote llamada Inbestia, quien quejándose de que su empresa había tardado 40 días en ser creada y que tal trámite en Reino Unido se hace en uno solo, el presidente, con ademan muy serio, explicó que allí ‘se basan en la confianza en el administrado mientras que en España no se puede confiar en el administrado porque es demasiado deshonesto’

Sobre este asunto caben dos preguntas esenciales, la primera muy previsible: ¿De verdad puede un político español, por muy presidente autonómico que sea, hablar de deshonestidad de los administrados? Obviamente no, porque si hay algo que algunos no estamos dispuestos a tolerar es que añadan escarnio a su sistemática tomadura de pelo en su quehacer diario. Una cosa es que resulten unos manirrotos, unos pésimos gestores, en algunos casos corruptos y otra es que crean que no pueden aliviar la carga burocrática porque los españoles son unos golfos. Quizás es que piensan que cualquiera valdría para hacer la misma labor que ellos mismos.


La otra cuestión es también imprescindible y no incompatible con la anterior. Aceptemos que somos el país de ‘Rinconete y Cortadillo’. La picaresca no es un destino inexorable al que se conduzcan los ciudadanos sin poder ponerse remedio. Se alienta con una administración del tamaño de la que tenemos, en la que es casi imposible asumir todas las exigencias para abrir un negocio, de tal suerte que algunos intentar no ser detectados en lo que consideran pequeños defectos de forma pero que sirven para construir argumentos tan endebles como los de Rivero. Los empresarios no están llamados a satisfacer las necesidades ajenas en el momento de comenzar su actividad, solo buscan atender al poder burocrático y su asfixiante presencia. Y así, le guste o no, es imposible salir adelante

El programa 'La gaveta' completo -el número 2040- se puede escuchar aquí