Impertinencias relacionadas con el pensamiento políticamente correcto de periodistas y políticos de las Islas Canarias



18 de abril de 2012

Competencias para incompetentes


La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, propuso considerar la posibilidad de que las autonomías devolviesen las competencias en sanidad, justicia y educación, lo que conllevaría un ahorro estimado de 48 mil millones de euros. El solo enunciado de esa cifra haría imprescindible abrir el debate, pero pronto pasó a segundo plano por el escaso apoyo que recibió incluso —o principalmente— de su propio partido. Alguna crítica magra en argumentos, lo que podría dar a entender que muchos jamás han dedicado un solo segundo a reflexionar sobre el asunto y, en consecuencia, balbucearon una débil defensa destinada a defender el actual «status quo».
Fernando Ríos, Comisionado para el desarrollo del autogobierno y las reformas institucionales del Gobierno de Canarias, dijo en el marco de un interesante seminario que está celebrando la Real Sociedad Económica Amigos del País en Tenerife que resultaba evidente que con el traspaso de competencias a las comunidades autónomas se habían producido enormes avances en Sanidad y Educación, hasta el punto de convertir en irrefutable tal aseveración. ¡No tan aprisa!
Para comparar lo que ha sido la evolución en esas dos sensibles materias, deberíamos fijarnos en su evolución comparada y no contra una fotografía en blanco y negro de las Islas de hace 30 años. Está en la lógica política que nos hagan pensar en un coche con claxon y pañuelo blanco agitado por la ventanilla en señal de socorro y anunciando emergencia poniendo en peligro su seguridad y la de los demás frente a un moderna ambulancia medicalizada. Solo que es una estafa emocional porque tal cosa ocurre ya en todas las comunidades autónomas y no hay ninguna prueba de que si la gestión fuese del Ministerio eso seguiría igual.
Estas y otras muchas cosas han cambiado y para bien, pero no como una prueba irrefutable de eficaz gestión autonómica y sí de haber sabido aprovechar los enormes avances tecnológicos que se han producido en estos últimos 30 años, más rápidos y eficaces que en los cinco siglos anteriores. A decir verdad, tenemos una mejor sanidad porque la ciencia se ha desarrollado y la hemos podido pagar con el esfuerzo fiscal de todos los ciudadanos.
Con la educación nos encontramos en similar situación, ya que la comparación no puede hacerse con la que existía previamente sino en el contexto global en el que se deben mover los estudiantes, en un mundo plano en el que resultan escasamente competitivos. Nuestro nivel está a la cola de España y de los países OCDE, con lo que es complicado establecer «más verdades irrefutables».
Incluso podría decirse que la cercanía competencial ha sido un freno más que una ventaja ya que resulta complicado pensar en un modelo peor, con una «captura del regulador» al estilo de la protagonizada en su día por el sindicato STEC, en tiempos de Mendoza y Alduán, de cuyos efectos no hemos podido recuperarnos todavía. Es posible que Aguirre esté equivocada pero no será por las razones que argumenta Fernando Ríos.

Original publicado en ABC  http://www.abc.es/20120417/local-canarias/abci-salaz-201204170847.html#.T40op5imsl0.twitter

4 de abril de 2012

Torpes, viajeros y arrogantes


A finales de la década de los 80 en el siglo pasado, una empresa tabaquera canaria se enfrentaba a una complicada coyuntura provocada por los apresurados cambios que vivía el sector, con el agravante de un monopolio estatal en proceso de privatización que distorsionaba la competencia. Plantean entonces la posibilidad de hacer una reconversión de personal dedicado a las labores del tabaco para que, con formación y voluntariamente, pudieran dedicarse al sector turístico.
Detrás de esa posibilidad, latía con fuerza la idea del grupo empresarial de diversificar su actividad y crear un hotel de lujo en Canarias que rompiese con el paradigma del sol y la playa y que, al tiempo, sirviese para que los visitantes que acudían al sur de Tenerife fuesen de un poder adquisitivo mayor. Decir eso en tiempos en los que lo habitual eran turistas camorristas que venían en búsqueda, además de sol, de alcohol barato no resultaba del todo normal. Tanto que no lo era que las autoridades de entonces —que con algún ligero retoque de caras, son las mismas de hoy— se opusieron con fuerza, porque no entendían que se dejara una labor industrial tradicional y se empezara una turística de incierto resultado. Esas ideas que solo se pueden defender cuando siempre se ha sido personal subalterno y no un empresario visionario que pretende adelantarse a los acontecimientos. Afortunadamente, se impuso el criterio empresarial y nació el Gran Hotel Bahía del Duque, que contra aquellos pronósticos agoreros lleva ya casi dos décadas de funcionamiento eficaz, resistiendo dos crisis colosales y elevando la categoría del destino.
Principios de 2012. Otros visionarios creen que existe petróleo en las aguas canarias y se empeñan en su extracción, comprometiendo para ello inversiones iniciales que superarían los 100 millones de euros, generando actividad industrial de diversa naturaleza y la creación de muchos puestos de trabajo en una tierra asolada por el desempleo con tasas de economía de guerra (Canarias supera el 30% mientras que la franja de Gaza apenas supera el 25%). Los políticos de ahora —recuerde, con algún pequeño retoque en las caras, los mismos de entonce— dicen que cómo vamos a poner en peligro nuestro sector turístico por una actividad industrial pesada que apenas aporta nada.
¿Qué tienen en común ambas historias? Básicamente que los políticos, borrachos de fatal arrogancia, son incapaces de observar lo que los empresarios sí adelantan, pues mientras estos intentan anticipar futuros desajustes que se produzcan en la sociedad ejerciendo la función empresarial, nuestra muy bien pagada clase política se dedica a garantizar intereses a corto plazo sin haber generado jamás un solo puesto de trabajo en buena lid y sin pagar las consecuencias de sus erradas suposiciones.
Cuando un empresario comete un error empresarial puro, asume la responsabilidad de su bolsillo, algo que jamás hemos visto se produzca entre nuestra viajera dirigencia, que lo mismo pone trabas a inversiones millonarias aquí que se va a pontificar a Uruguay y Argentina sobre las bondades de invertir en turismo y energías renovables.

Original en: http://www.abc.es/20120404/local-canarias/abci-salaza-201204041251.html#.T3wsKrPTKd4.twitter

1 de abril de 2012

Lo que no se ve. IMPERTINENCIAS LIBERALES ABC 06/03/2012

Pocos debates resultan más decepcionantes en sus planteamientos como el que pretenden mantener algunos en torno a la posible extracción de petróleo en aguas cercanas al Archipiélago. Es cierto que son notables las voces que se oponen pero no lo es menos que son aquellos que normalmente tienen asegurados sus puestos de trabajo en las organizaciones que viven a costa de nuestros impuestos, bien sean partidos políticos, sindicalistas o integrantes de OMG (Organizaciones Muy Gubernamentales, a juzgar por las muchas subvenciones que reciben).

Sería pertinente discutir sobre ideas y estrategias pero no parece que estén especialmente predispuestos a ello, quizás porque resulta demasiado evidente la endeblez argumental. No parece pertinente renunciar a extraer lo que siempre se conoció como Oro negro porque ahora queramos convertirnos en el paradigma de las energías renovables. Muy alcalde habría que ser para creer que podemos prescindir de todo tipo de energía de procedencia fósil y reemplazarla por renovables sin resentir nuestro modo de vida.

Más creíbles resultan aquellos que, no siendo entusiastas de las procedentes del petróleo, apuestan por su extracción cuidadosa para intentar tener un mix energético más sostenible que el actual, lo que no es complicado teniendo en cuenta que en la actualidad apenas las energías limpias suponen el 3% del total que consumimos. Al menos eso he querido entender de las afirmaciones del catedrático Roque Calero.

Luego están los políticos, enfrentados a cualquier cosa que no sea su eterna pelea por meter la cuchara en asuntos esenciales. Poco aporta al debate afirmaciones del tipo «Canarias no obtendrá nada a cambio» cuando en realidad lo que se pretende decir es que el Gobierno de Canarias no podrá recaudar dinero del petróleo para malgastar en las mil y una ocurrencias de este y pasados gabinetes.

Las aportaciones de un desarrollo petrolífero en nuestro entorno no pueden ser medidas exclusivamente por ese parámetro, tampoco de si al final dispondremos de gasolinas más baratas (esto es relativamente sencillo, aunque no depende de su extracción sino ¡de los altos impuestos que pagamos al Gobierno de Canarias por el combustible!). Son otros valores, como la transferencia de tecnología de última generación y de conocimiento por parte de profesionales que podrán hacer escuela en materias que nos son desconocidas hoy.

También sería posible el retorno de canarios que trabajan en las muchas plataformas que hay en todo el mundo, otorgar nuevas alternativas profesionales para estudiantes que vegetan por facultades como la de Geografía, abocados hasta hoy a emigrar u opositar y un largo etcétera de resultados a priori no tan evidentes. Porque esa es la esencia de la política, hacernos creer que solo lo que vemos es lo que existe, que los riesgos son ciertos y que los beneficios están por determinar, lo que sugiere su inmediata participación aunque siempre invocando nuestro bien, incorregibles menores de edad. Ya lo advertía Milton Friedman, normalmente la solución de los gobiernos es, al menos, tan mala como el problema que pretendían arreglar.